Mi objeto elegido para este trabajo ha sido un molinillo de café al que le tengo mucho aprecio.
Recuerdo en mi niñez, cuando iba con mis padres y hermanos a casa de mi abuela paterna a visitarla semanalmente, que después de comer yo cogía el molinillo, lo ponía encima de la mesa del comedor y empezaba a moler los granos de café.
Ese aroma tan agradable del café recién molido y esos momentos inolvidables de estar compartiendo todos juntos nuestra compañia, hacía que fuese un ritual que me enriquecía la espera de la próxima visita.
La adquisición del molinillo fue causado por el fallecimiento de mi abuela, Dionisia, ya que lo heredé como conmemoración de esos días vividos.
Los recuerdos de infancia son maravillosos y siempre hay objetos que nos traen a la memoria aquellos momentos...
ResponElimina